Compañeros
encerrados en el Puerto de Málaga, buenas noches de nuevo. Dentro de
unos minutos el reloj dejará paso al día que marcará el sesenta de
vuestro encierro y quería estar, de alguna forma, con vosotros en
esta noche cálida de Málaga.
Esta
noche, o quizás fue esta tarde, un hombre golpeó con las puntas de
los dedos una mesa, repiqueteando nerviosamente hasta que alguien le
dijo que parara. Si no fue ese gesto, es seguro que repetiría algún
tic nervioso que, sus años de cargo político había ido sepultando,
gracias a la experiencia acumulada. Pero el hombre escueto y enjuto
que se atusa el cabello con gestos coquetos para intentar mantener
una imagen jovial e impasible ante la prensa, está demostrando, en
el fondo, que perdió su cintura hace tiempo. Hoy, el hombre nervioso
comprueba que son ya sesenta los días que "sus"
trabajadores permanecen encerrados, y que, cuando llegue el lunes,
esta línea roja se habrá traspasado con creces y tendrá que hacer
algo porque comprenderá que la energía y determinación demostrada
por los encerrados trasciende las paredes de ese palacio fantasmal y
quieto y está tomando la ciudad gracias a la suma de muchos y
determinantes apoyos.
Él
tendrá que comprender que, a estas alturas, no le queda más remedio
que resolver este conflicto en favor de los trabajadores y de sus
demandas de transparencia.
Resulta
extremadamente sospechoso que cueste tanto a los políticos ceder en
cuestiones de transparencia en cuando hay una demanda ciudadana. Es
como si temieran que la transparencia les dejara ver el esqueleto a
todos ellos, los favores compartidos, el dinero inexplicablemente
ido, las licencias concedidas sin garantías, los silencios
permanentes, las críticas inexistentes de parte de quienes, en su
momento, tuvieron información -o la tienen - y no la quieren hacer
saber, porque tirando de la manta, nunca se sabe hasta que punto se
deshace la cama. La cama en la que llevan durmiendo plácidamente
estos señores desde hace 30 años.
La
ciudad que medio duerme con este calor, y se extiende más allá de
los límites del puerto, aún no entiende la cerrazón de quienes se
niegan a investigar, con la que está cayendo.
Y
aquel hombre correoso, coqueto, vanidoso, se está jugando algo más
que su prestigio y su credibilidad, porque en pura lógica, ante las
acusaciones de corrupción, nepotismo y despilfarro, para todo "buen
socialista" que se precie no hay nada mejor que una buena
investigación. Y si no se hace es porque no conviene, porque esta
casta de políticos que gobierna nuestra tierra no quieren ceder un
ápice de los privilegios que se han concedido a sí mismos, mientras
se permiten, criticar y banalizar a los trabajadores que de ellos
dependen, en cualquier ámbito de la administración.
Las
crisis las administran ellos, para no perderlas. Pero no saben que
quien pierde con la crisis es esta hermosa tierra de Andalucía,
siempre conquistada por señores ajenos a ellas (aunque sean de
Antequera). Esta pobre tierra siempre colonizada y expoliada que hace
cinco siglos que dirige los mismos lamentos al cielo sin que los
libre de estos "corsarios" a los que la impunidad y
desvergüenza les han dado patente de corso para seguir el expolio
por tierra, mar y aire.
Estamos
esta noche con vosotros. Inopinadamente llegamos a la noche 60 del
encierro. Habéis visto ya varias lunas llenas, cohetes, procesiones,
estrellas fugaces. Habéis salido para participar en manifestaciones
y en otros actos solidarios - POR QUE SOIS ASÍ Y SÓLO VOSOTROS
COMPRENDÉIS LA IMPORTANCIA DE LA SOLIDARIDAD - pero hemos llegado a
esta noche sesenta, o a este día sesenta y seguís demostrando que
la fuerza y la razón están con vosotros y que los otros solo vienen
a administrar el nepotismo, el silencio, la corrupción y la
turbulencia.
El
hombre que golpea con los dedos la mesa, quizás comience a sentirse
viejo cuando cara a cara, frente a frente, vea en vuestra mirada la
limpieza de quienes conocen que, más temprano que tarde, volverán a
dormir a sus casas con la conciencia tranquila de quienes han
mantenido una lucha titánica y justa y una posición coherente ante
este mundo. A ellos les toca hundirse en el fango que ellos mismos
han formado a golpe de amiguismos, favores, silencios,
enriquecimientos, corrupciones o ineptitudes. Ellos no podrán ganar
porque la ética y la razón están con vosotros, hoy, encerrados
también en el puerto y saldrán cuando salgáis vosotros vencidos o
vencedores, pero sabiendo que estáis abriendo un camino y ejerciendo
un comportamiento ejemplar para que otras muchas personas sigamos la
senda de la lucha que hoy marcáis vosotros.
Vuestra
energía es nuestra energía, vuestra lucha es nuestra. Contad con
nosotros, amigos del Puerto y mucho ánimo que hacéis vida e
historia de esta ciudad. Un abrazo a los compañeros y compañeras.
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