La Unión Europea ha
descubierto que el fraude fiscal alcanza el 25% de la Renta Bruta de
la Unión. Tras rasgarse las vestiduras, ha prometido aplicarse para
que los paraísos fiscales de unos pocos, no se conviertan en el
averno de los Derechos de todos.
Bueno, en realidad no lo
han descubierto, puesto que eran sus cómplices e incluso autores de
delitos tan graves como el blanqueo de capitales masivo, la
defraudación fiscal sistemática y la ocultación de patrimonios
manchados con sangre y sufrimiento de millones de europeos.
¿Duro? Si, pero cierto.
Como muestra, un par de botones. Todos los países tienen su paraíso
particular para que los políticos y bancos puedan expoliar en la
intimidad. España tiene Andorra, Francia, Mónaco, Italia, San
Marino, Alemana, Liechtenstein, y Gran Bretaña, tantos, que
prefieron ni empezar con la lista.
¿Y el Parlamento
Europeo? Pues también son cooperadores necesarios, puesto que fueron
ellos los que aprobaron la directiva que permite a territorios
europeos pero “ultraperiféricos” (algunos no tanto) tengan un
estatus fiscal que permite la evasión de las grandes
multinacionales. Así tenemos el Sándwich Holandés, las Islas
Caimán,
Liechtenstein, o la propia Irlanda
sin ir más lejos.
Los dirigentes de la Unión han fallado estrepitosamente a la hora de ayudar a las personas que
vivimos en la Europa, poniéndose inequívocamente del
lado de las multinacionales y los defraudadores. El resultado es que sufrimos sin medida, e incluso esté en peligro la propia supervivencia de la Unión. Es lógico que los
europeos recelemos de nuestros asesinos.
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